La democracia, sin entrar a ningún estudio o teoría que pueda aportaros sobre la misma, no es ni leyes, ni mecanismos políticos para votar, ni lo que llevamos viendo los 36 años desde que falleció Franco. No entro a dar estudios científico-políticos porque creo que la política, mirada con profundidad, es demasiado compleja como para poder verla objetivamente: hay que observarla desde todos los puntos de vista para poder sopesar cada factor tanto de forma individual como en su conjunto.
La democracia son valores, valores bien asentados. Respeto, civismo, sentido de la justicia(equidad)... Uno de los más importantes lo constituiría la participación. Una sociedad que entienda verdaderamente la esencia de la política, que se muestre adversa a la corrupción y ACTÚE para erradicarla con sentido común, que sepa lo que vota cuando va a votar y que se sienta identificado con lo que vota: eso es la participación en una auténtica democracia. Ahora eso nos parece idílico, imposible.
La participación en nuestro engendro democrático es todo lo contrario, apenas unos cuantos saben lo que van a votar y se sienten identificados, la corrupción mantiene en jaque a la propia democracia(como cáncer de la misma que es) y los ciudadanos solo saben postrarse en las plazas a inflarse a alcohol sin tener conocimiento, en su mayoría, de lo que se están quejando. Las causas de esto tienen una triple escenalidad: en primer lugar estarían los propios políticos, que con su narcisismo y arrogancia dejan mucho que desear, además de la escasa preocupación que hay en la clase política por gobernar para el ciudadano: los partidos han pasado de ser mecanismos de gobierno, vehículos para la voluntad general, a ser máquinas de sacar votos.
En segundo lugar tenemos a la sociedad en si. Resulta paradójico que pidamos un cese de los corruptos en sus obligaciones políticas al tiempo que procuramos colarnos por todos los huecos legales que seamos capaces de vislumbrar. No se participa, aparte de porque los políticos nos han transmitido una imagen de la política muy decadente, porque no nos interesa nada más que la beca que le van a dar al crio para los estudios, la subvención que la junta va a destinar a mis olivillas (que por cierto es con dinero que en teoría estaría destinado por la UE para mejorar la educación...) o el subsidio que me van a dar por desempleo, mientras a escondidas y sin contrato estoy trabajando en 2-3 sitios. Tenemos los políticos que mejor representan una sociedad sin valores, no merecemos más.
Por último, hay que ver la democracia como un proceso, algo que depende de la sociedad, no la hacen los políticos. En nuestro país, la óptica histórica hace más dificil aun que se consolide la democracia de forma temprana. Nuestra democracia, si sigue, seguirá siendo joven, decadente, mediocre, insuficiente para esta sociedad malcriada que solo sabe pedir y sobretodo incapaz de desarrollarse hacia un auténtico marco democrático. O al menos durante mucho tiempo.
Att. Baron von Kartoffel
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